martes, 2 de octubre de 2012

EL FUTURO DE LA CIUDAD



En el transcurso de la semana pasada la ciudad vivió uno de los momentos más conflictivos y diversos que haya vivido en los últimos años, en especial si observamos los sectores sociales que a razón de su inconformidad por las políticas definidas por las administraciones locales, salieron a visibilizar su descontento.

La pregunta que muchos se hacen hoy, ¿qué sucede en el área metropolitana de Bucaramanga, que lleva a ciudadanos a salir a las calles? Es acaso es un llamado de atención para los gobernantes o terquedad de los inconformes.

El agua, el empleo informal, el espacio público, la inestabilidad en la rectoría de la UIS, la movilidad y el transporte público, la corrupción, han sido los temas centrales. Mucho se especula sobre las intenciones o incluso intereses de los sucesos de la semana pasada, sea cual sea la opinión, para un buen observador queda claro, que en la ciudad existe una opinión que cuestiona las decisiones tomada frente a los temas descritos, no obstante, las decisiones avanzan al tiempo que la indignación crece. Pero, puede considerarse esta opinión ciudadana estar en contra de las propuestas de desarrollo. Siendo francos, cualquier primera impresión seria así, pero si miramos detenidamente las peticiones de la ciudadanía, lo que a gritos se exige, es que los gobernantes definan el rumbo de lo público atendiendo a las realidades y necesidades de la sociedad, en especial mirando al futuro.

No es posible que los gremios soliciten y propongan mejorar las políticas estatales, que la sociedad salga a movilizarse, mientras tanto las administraciones hacen caso omiso a este llamado de atención. De seguir así, el futuro de la ciudad será un gran interrogante. 

Hoy, a la luz de los acontecimientos, debemos preguntarnos por el papel de la ciudadanía en estos asuntos. Lo claro es que hay mucho por hacer, en especial en procura de construir una ciudadanía más activa, protagónica e informada de lo que se hace, pasa y se define hacia la ciudad.

Recapitulando la semana, nos queda la tarea de asumir nuevos retos, considerar la inmensa necesidad de nuevas formas de gobernar la ciudad, de concitar un nuevo consenso por la ciudad que queremos al futuro, con la participación de t@dos los que la vivimos, la transitamos, la amamos, la sufrimos, la sentimos nuestra.